Finalizamos el III Capítulo Provincial, con la certeza que el Señor ha acompañado cada fase de este proceso y nos ha situado en actitud de discípulas junto con los laicos, para acoger en el corazón las diversas llamadas que en estos días nos ha hecho, para responder con diligencia en modos concretos de hacerlas vida en los diferentes ámbitos apostólicos donde estamos insertas como Compañía de María Cono Sur.
Hacer memoria del proceso vivido nos conduce a mirar la “tierra” donde el Señor nos ha situado, tierra de misión, tierra integrada por otras tierras en torno a un proyecto común, atentas a las “semillas” del Reino que con generosidad siembra y ha hecho que germinen los “brotes” nuevos, situándonos ante la realidad, donde emergen fronteras existenciales y el clamor de los más vulnerables, siendo testimonio alegre y profético de la Buena Noticia. Este proceso
germinal nos invita a “florecer” con la confianza que es el Señor quien nos conduce a una mayor entrega, desde una mirada abierta y compasiva como cuerpo apostólico, y esperar con esperanza, el tiempo propicio de la cosecha de los “frutos”.