Nuestros modelos Pedagógico y de Evangelización, SIGNA y UNITAS tienen su fundamento en el Proyecto Educativo, se irradian y se complementan entre sí, por lo que forman parte de un todo inseparable. Los tres al unísono buscan incidir en la formación integral e integradora de cada persona.

SIGNA, UNITAS y nuestro Proyecto Educativo toman en cuenta todas las dimensiones de la persona; física, socioemocional, cognitiva y espiritual para que desde la consideración de “ser persona”, es decir, un ser humano al que le es consustancial su dignidad merece ser respetado y valorado solo por el hecho de ser persona.

Ser Compañía de María, implica la vocación de educar para la vida y la trascendencia, y nuestros modelos pedagógico y de evangelización nos dan el marco de referencia que debemos tener en cuenta para que en el proceso de aprendizaje y enseñanza, desde nuestro rol de educadores y primero desde nuestro “ser persona” podamos acompañar a cada niño, niña y joven que crece en nuestras aulas en la construcción y desarrollo de la mejor versión de sí mismo, para que él/ella desde el ser singular que es, pueda ir dando forma a su proyecto de vida y sea un/a ciudadano/a de este mundo global, que pueda vivir y convivir desde el vínculo y la colaboración con otros y otras para aportar a la construcción de un mundo mejor, más humano, cuidando todo lo creado.

SIGNA tiene componentes que lo proveen de una riqueza incomparable. Toma nuestras raíces y lo que somos como Compañía de María, nuestro Proyecto Educativo, la Educación Humanista Cristiana como fundamento y al mismo tiempo desde la teoría basada en la investigación educativa, adiciona componentes de la educación del siglo XXI; dinámicas, métodos y herramientas, como son las metodologías activas, herramientas digitales, estrategias de pensamiento, el desarrollo competencial y como eje central la Educación Personalizada en una apuesta valiente por la personalización del aprendizaje. Es importante señalar que nuestro modelo pedagógico que aúna novedad y tradición es una clara respuesta a los cambios que este mundo multicultural, global y complejo nos exige.

Cuando hablamos de Educación personalizada, nos referimos a situarnos no sólo desde el rol, ya sea docente o estudiante, sino primero desde el ser persona que establece un vínculo con otra persona.  La educación personalizada pone su acento en el vínculo y el conocimiento de la persona y cuando decimos que el estudiante es el centro del aprendizaje, nos referimos a posibilitar que cada estudiante como el ser humano que es se vaya transformando y construyendo en todas sus dimensiones (física, socio emocional, cognitiva y espiritual) en su vinculación con otros (docentes, no docentes, compañeros, su familia, sus amigos) para llegar a ser la mejor versión posible de sí mismo, y pueda encontrar en su interioridad su sentido de trascendencia y posibilitar que encuentre aquello a lo que Dios le llama.

Se trata de mirar al estudiante como el ser humano que es; un ser único e irrepetible, original en su singularidad, con identidad propia, capaz de ejercer su libertad y de ser progresivamente responsable de su propio crecimiento y progreso. Para ello y entendiendo que es todo un ambiente el que educa, nuestro estilo educador debe ser integrador y abierto, reflexivo y crítico, singularizado y convivencial, operante y creativo, exigente y alegre, y al mismo tiempo se debe lograr flexibilidad en la planificación, así como en el currículo y el ambiente de aprendizaje para que, al conocer a cada estudiante podamos dar a cada uno lo que necesita.

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